Una de las últimas noches en la excursión de la nieve, en la habitación que compartía con mis 12 compañeros, a punto ya de dormirnos, sonó un golpe que venía del armario y nadie lo había tocado.
Todos pensamos que podría haber sido el viento. Al cabo de un rato, cuando ya estábamos casi dormidos, cayó la botella de David, que estaba en ese mismo armario. Eso ya hizo que nos asustásemos bastante.
Martín dijo: “no, no puede ser” a lo que Ian respondió: “¿Estás bien Martín?” y Martín contestó: “¡eso es una serpiente!”.
Todos nos despertamos y encendimos las luces y la serpiente ya no estaba, Pero estábamos bien asustados. Finalmente era una broma lo de la serpiente, pero el misterio de los ruidos está sin resolver.
Noé (5ºA)
No hay comentarios:
Publicar un comentario